jueves, 17 de abril de 2008

No es bueno tener por cenicero a otra persona

Un amigo, Yurij, hace mucho tiempo se fue a vivir a España. Teníamos algo así de 14 años cuando se fue, y hasta el día de la fecha nos mantenemos en contacto. Cada tanto escribe algo y lo manda. Hoy quise compartir lo último que me mandó, que lo disfruten

Mi cenicero de alabastro tiene un busto firme,
se está despintando ahora que lo uso
frenéticamente, como a las cosas nuevas,
casi únicamente entre todas las cosas.

No sé qué función cumplirá en mi vida
pero le auguro largas noches de melancolía,
ahora que ella se fue
(y me dejó por vez segunda)
me quedaré con él platicando solo.

Ya no habrá más tristes cafés
que tanta desgana me daban
por no pincharle la burbuja
a la niña perfumada
de esa ilusión de bohemia,
¡jaja, cuán torpemente camuflada!

Ahora sólo la luz de la mañana
vuelve a abrirse para que los dos,
tan humanos y espectrales, nos miremos,
hagamos el amor en el aire.

Decí que con él, mi compañero errante,
nuevo y fiel, me queda la alegría
de las noches hablando con mi viejo,
que me lo regaló con una sonrisa.

Mi amiguito de piedra, que tantas esperanzas
- y mira que es nuevo,
ya tiene derramadas
en forma de cenizas blancas
como la piel de su cara, ay mi cenicero
cuántas cosas por contarte
que no haya contado antes a nadie,

ahora eres tú, mi amigo,
y soy yo, tu adversario, tu interlocutor,
tu luz en llamas,
un seductor consuelo;

no creas que no siento
lo de quitarte el bronceado
así, a golpes de lluvia,
de tanto dejarte esperando, a que te seques en el andén,
no, no me culpes de inocencia,
si yo ya me dí cuenta,
desde el primer día que te ví venir a mí,

que así con tu calma silenciosa, cenicero,
me ibas a suplir, cuántos serán a día de hoy,
digamos... tres años de encierro.

Yurij I. Spigel 00.42 am del Martes, 15 de Abril de 2008


no es bueno tener por cenicero a otra persona (no es bueno, porque al final se cansa)

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